Por:
David Frías
La
ingenua sociedad dominicana se cuestiona el porqué un comunicador tan refinado
y adinerado como Claudio Nasco se metía en una cabaña a tirarse a esperpentos
marginales cuando reunía toda las condiciones para copular con aquellos
jovencitos de familia pudiente, piel clara y pelito bueno, que se parten
comiendo suchi en los restaurantes tipo Lounge, estudian diseño en Chavón,
toman margarita y escuchan balada pop y de vez en cuando electrónica, cuando se
meten éxtasis o heroína por sus frágiles organismos en medio de un Rave alucinante. Pero la respuesta es
que cuando el moreno le resuelve “ella” lo mantiene.