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El presidente Medina en compañía de su homólogo haitiano Michel Martelly |
Por: David Frías
Hastiado de
múltiples presiones por parte de la hegemonía estadounidense, el líder
revolucionario y también presidente de Cuba en aquel entonces, Fidel Castro, se
propuso a otorgarle la oportunidad a cientos de ciudadanos de su país que
fueran a reencontrarse con sus parientes en suelo estadounidense.
Para ello el
15 de abril de 1980 por órdenes del gobierno comunista se les había permitido a
10 mil cubanos que 10 días antes se amotinaron en la embajada de Perú en La
Habana, la posibilidad de escapar del país por el Puerto de Mariel en la
provincia norteña de Artemisa, siempre y cuando sus familiares se
responsabilizaran de ellos a su llegada a Florida, EE.UU.
Como una
manera irónica de desafiar al gentil pero firme comandante Castro, Jimmy Carter
quien en ese preciso momento regía el poder ejecutivo de la Casa Blanca, dijo
la siguiente frase con respecto a los refugiados cubanos: "Seguiremos teniendo el corazón y los brazos abiertos''.
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Inmigrantes cubanos mientras partían a Florida por el puerto de Mariel |
Lo que provocó que a principios de mayo el régimen
liberara a los criminales más peligrosos de sus cárceles y junto a sidosos, tísicos,
prostitutas y enajenados mentales abordaran las embarcaciones que le llevarían
a sembrar el caos en la nación de George Washington.
Eso mismo debería hacer nuestro señor presidente
constitucional Danilo Medina, ante el filo de la espada que le están hundiendo
los “grandes señores” del globo terráqueo. Presidente Medina, no le pidas
perdón a nadie y no sucumbas a las presiones externas, deberías darles al mundo
lo que piden.
Si tanto consideran que nos tenemos que echar
encima la pesada cruz de Haití, haga usted lo mismo. Empiece a sacar a los
psicópatas más temidos de Rafey, La Victoria, Najayo y el 15 de Azua. De igual
manera recoja a los cientos de dementes y pordioseros que andan en nuestras
calles junto a los pacientes que quedan en el Hospital Psiquiátrico Padre
Billini (mejor conocido como el 28), más los huelecemento y piperos de la
Duarte, las meretrices de esa misma avenida y la Bolita del Centro de los Héroes,
los maricones de la Ortega & Gasset y los cientos de sidosos y tuberculosos
abandonados que yacen en nuestros centros de salud. Tan pronto tengas ese
conglomerado de gente, averigüe si tienen parientes en el exterior (es decir en
aquellos países que nos tratan de imponer obligaciones a la fuerza) y si no los
tienen ya saben que ellos (“las potencias”) también tienen sus ONG´s e
instituciones con el corazón y los brazos abiertos.
Luego proceda a crear campamentos especiales para
irlos agrupando uno a uno y clasificando según el mal que tengan y
posteriormente, sea por Haina, Ozama (San Soucie), La Romana o Manzanillo, disponga
de una flota masiva de embarcaciones para enviarle ese misil humano a las
mismas playas que consideran que debemos aceptar a los haitianos queramos o no.
De paso incluya a par de haitianos en la travesía para que estos puedan
encontrar nuevas oportunidades.
Tan pronto esos blanquitos de ojos claros y pelito
bueno y esos morenos de siete pies que se consideran los amos absolutos del
establishment, tengan temor a dejar jugar a sus hijos en los parques, por la
amenaza de algún asaltante, pedófilo o esquizofrénico dominicano, entenderán
por qué uno trata de regular las leyes migratorias de Quisqueya.
Tan pronto esas doñas refinadas de las altas urbes
sientan temor de que alguna prostituta caribeña le quite al marido y se lo
contagie de VIH o cualquier ETS, entenderán porque a nosotros no nos interesa
que las haitianas vengan aquí a vender sus cuerpos, a embarazarse y a parir
como curías.
Tan pronto ellos se vean amenazados por esa
avalancha indeseable que ha sido considerada por la aristocracia dominicana
como su escoria más baja, entenderán sin ningún tipo de argumentos el por qué
cada país soberano e independiente merece ponerle orden y organización a su
sistema migratorio. Pues nadie conoce la gravedad de la enfermedad, hasta que
no se la pegan.
Si los tratados internacionales nos perjudican, ¿por
qué a las otras partes no puede tocarle un tajo del pastel?
Señor presidente si toma medidas razonables al
respecto, yo le apoyaré al 100%...
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