Hasta ahora, hasta que este servidor que
escribió este artículo no publique su libro y hasta que él, conforme a sus
actos no se preste a renunciar a la nacionalidad que compartimos, Junot Díaz es
el mejor escritor dominicano, su galardonada obra sobre el nerd obeso que
debido a una maldición ancestral no podía desvirgarse, hizo que todos los
círculos intelectuales dominicanos le coronaran como el best autor por
excelencia del country, pero sus actos denotan que a cada dominicano nos está
dando una despiadada puñalada por la espalda.
Primero dijo que los centros de acogida
para inmigrantes ilegales en proceso de
deportación eran campos de concentración y ahora firma una carta en la que
acusa a sus compatriotas de fomentar una campaña racista por el sólo hecho de
no tolerar que personas penetren una frontera sin papeles para venir a
defecarse en nuestras calles, quitarle los empleos a humildes trabajadores
nativos, atracar, violar y asesinar.
Una mujer puede estar buena pero si le pega
los cuernos a un hombre, lo más normal es que este la aísle de su entorno y de
su vida, por lo tanto por su traición a la nación que le dio una cuna, un
soporte a su brillante carrera literaria y un voto de confianza, propongo que
aunque nos deleitemos con sus libros hagamos enormes hogueras colectivas con
los mismos para asar barbacoa, saquemos todo lo referente a su persona de cada
stand y de cada librería y oremos en cadena para que los suecos nunca lo nominen
al Nobel de literatura.
Es más me voy más lejos, debería
promulgarse una ley en la cual sea sometido todo aquel a quien en territorio
dominicano se le encuentre literatura de Junot Díaz en su poder. Prosiguiendo a
aplicar penas parecidas a las que se les imponen a aquellos que trafican con
drogas, pornografía infantil o armas de contrabando, ya que no podemos permitir
que este individuo por más desinhibido que sea su estilo que rompe con los
parámetros convencionales y puritanos del platanero autor tradicional, venga a
mofarse con su propaganda negativa de ONG´s de pacotilla, sin medir las
consecuencias que esto pueda causarnos al turismo, a las relaciones
diplomáticas y a la economía.
Es bueno, pero nos hace daño (si los niños
odiaran las golosinas, jamás morirían siendo diabéticos), por lo tanto dile no
a la obra de Mr. Díaz, por cierto antes de someter un anteproyecto para que
censuren sus publicaciones y lo declaren persona non grata, ¿todavía Oscar Wao
sigue siendo señorito?...
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