(Poema)
Por: David Frías
“Tierna niña de las penumbras juveniles; pupilas
de esperanzas y sirena de océanos desérticos, ¿Qué demonio fue el que se
apoderó de ti para llevarte a cometer semejante barbarie?”
“Oh dama de la segunda década grave afrenta es
vuestro yerro de no perseguir una carrera por guardar en su estomago esa
perversa cobertura llena de mierda. Princesa en decadencia grave es mi pena por
antes no haber conocido su presencia que ahora contemplo en los medios con
tristeza.”
“Terruño de dulzura, si hubiese vivido tus
amarguras me hubiese hecho cargo de ti y hubiese trabajado como buey para dártelo
todo y para que nada te falte y de amor y bienestar no tuvieras hambre.”
“Por tu noble ambición sufriré al verte en esa ergástula
llena de desesperación, durmiendo en el frío concreto y en letrinas depositando
tus jadeantes excrementos mientras mi corazón diáfano se ahoga en llantos.”
“Oh juventud marchita como las flores de las
catacumbas ancestrales, a medida que pase el tiempo lloraré por tu prematuro
encierro, iré a visitarte como un afable pajarillo cuyo canto es el trino del
anhelar los caminos de la libertad.”
“Con la mano derecha acaricio mi enhiesto miembro
mientras siente celos por un forzado acto de lesbianismo que acorcha mis
suposiciones internas, pero que con la mano izquierda aprieto el pañuelo para
secar mis lagrimas en este invierno donde te veo sucumbir para el infierno.”
“Algún día saldrás de ahí, algún día tu mancha
será reivindicada y algún día podré darte un beso en los labios para llevarte
al aposento y decirte cuanto te he extrañado pero jamás he sentido que mi
pasión es la de un ferviente derrotado.”
“Los barrotes se abrirán como agujeros espaciales
y tu a mis brazos vendrá para narcotizarme de excitación mientras entre los dos
escuchamos esta melodía para hacer el amor”
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