Espero que de todo lo que he escrito en
este blog y en todos aquellos medios de comunicación por los que he pasado,
esto que voy a decir no suene como lo más descabellado de mi trayectoria, pero
la verdad hay que decirla, ya es hora de que el Cementerio Nacional de la
Avenida Máximo Gómez sea trasladado de lugar.
Dicha idea sería idónea a incluirse en las
nuevas propuestas de cada uno de los candidatos a la alcaldía del Distrito
Nacional (apuesto todos mis órganos internos que Roberto Salcedo repetirá). El
objetivo sería desocupar dicho terreno trasladando las tumbas y los cadáveres
de su interior y en su lugar construir una colosal plaza comercial que se
convierta en la reina de los Malls.
Sabemos que el cementerio que se encuentra
ubicado entre los sectores de La Fe y Villa Juana y la avenida Máximo Gómez al
oeste, la calle María Montés al este, la Pedro Livio Cedeño al norte y la
Américo Lugo al sur, se ha convertido en una zona de extrema carga negativa,
debido a los desenfrenados rituales ocultistas que se practican en su interior,
las almas en penas que deambulan después de las cinco de la tarde y los
delincuentes y piperos que se infiltran de las barriadas aledañas.
Por lo tanto el síndico que tenga la osadía
de habilitar un terreno en otra demarcación de la ciudad, para el traslado del
cementerio y todos sus muertos, no sabe el favor que le hace a una gran parte
de los habitantes de la segunda circunscripción del distrito.
Cuando uno escribe no lo hace por hacerlo,
lo hace porque existen razones de sobras para plasmar una sugerencia de
bienestar colectivo. Siguiendo la misma línea, cinco razones fundamentales por
las que hay que mover el cementerio de la Máximo Gómez.
Razón
#01, el satanismo y otras vainas enigmáticas: A
pesar de que RD sea un país cristiano hasta el tuétano, dentro del cementerio
haya un templo católico y la capital esté minada de iglesias evangélicas y
fanáticos que vocean por un megáfono y reparten tratados a la fuerza, es de
saberse que el esoterismo, la brujería e incluso la charlatanería (acto mágico
de timar a los más ingenuos) se practica
como cosa loca en el interior del cementerio de la Máximo Gómez.
Desde viejas negras que se amarran su
pañuelo y se fuman su tabaco, hasta metálicos que visten de negro y se pintan
las uñas de negro, pululan en el interior del camposanto invocando a sus
deidades imaginarias, regando comida en las tumbas para alimentar a sus loases
y sacrificando gallinas prietas, estando el pollo caro. No es que esto sea
malo, a cualquiera open mind le gusta navegar en los misterios, el problema es
que esto es mentira y cuando es verdad abren unos portales con el más allá, que
traen consigo a seres del inframundo que atormentan a todo aquel que transite
por la periferia. Pregúntenle a esos viejos choferes de la ruta de la Máximo
Gómez las veces que se les montó una misteriosa mujer hermosa que se le
desaparecía en la Kennedy, la Ovando o los alrededores del Teatro Nacional.
Miren, esos azarosos brujos del diablo son
un caso serio, hace casi cuatro años yo fui un lunes al mediodía para que me
hicieran un ritual para la abundancia y la buena suerte, me mojaron la cabeza
con ron lavagallo, me hicieron fumar un habano que casi me marea y me
terminaron de marear haciéndome dar siete vueltas a la tumba de Benjamín
Portela (primer muerto enterrado por disposición de Trujillo en 1942 y al cual
los pseudochamanes del patio llaman San Elías) y al final me quitaron una
papeleta de 50 pesos. Todavía es el día de hoy y no he conseguido la mitad que
me dijeron que conseguiría dos semanas después.
Ojalá y se lo lleven a un lugar remoto
donde los brujitos y las brujitas no puedan llegar ni montándose en escobitas.
Razón
#02, los judíos merecen respeto: Para aquellos que
no lo sabían, en la misma Pedro Livio Cedeño y frente al mismo cementerio de la
Gómez, se encuentra el cementerio judío de Santo Domingo, por lo tanto es una
blasfemia, una afrenta y una incoherencia pretender que los descendientes de la
antigua tribu hebrea tengan que descansar a pocos metros de un montón de gente
caribeña que si bien es cierto hay héroes, intelectuales, religiosos, vírgenes
y aristócratas, también hay chopócratas, capos, delincuentes, analfabetas,
mendigos, sodomitas, comunistas y damas que murieron a causa de lo que se les
pegó ejerciendo el oficio más viejo del mundo.
Hay no, si un dios de ira como Jehová de
los ejércitos se entera que los muertos de su nación escogida están casi
mezclados con dominicanos, boricuas, haitianos, chinos, gringos, musulmanes e
hinduistas, creo que le daría un accidente cerebrovascular y los ateos tendrían
argumentos de sobra para defender su fe. Respetemos, ¿ok?...
¿No es mejor que te sepulten poniéndote una
elegante piedra chata sobre la tumba en vez de meterte dentro de una gaveta de
concreto con reggaetón a toda y una balsa de grillos bebiendo cerveza y meneando
la chapa?
Razón
#03, contaminación y riesgos sanitarios: El llamado
“Cementerio Nacional” (no lo es porque nadie viene del sur, del este, del Cibao
o de la frontera a enterrar sus difuntos) en sus más de 43 mil metros cuadrados
alberga maleza, basura, criptas deterioradas con huesos al aire libre y
patógenos producto de la descomposición de los cadáveres (muchos de ellos mal
sepultados por el hacinamiento y la falta de espacio). Esto es un detonante
para que se sigan propagando enfermedades entre los moradores que residen por
sus predios, más en tiempos en que Don Dengue y Doña Zika andan haciendo de las
suyas.
Además otro dato curioso, cerca del
cementerio están las industrias de la Manicera, Cortés Hermanos (la
chocolatera) y Molinos Modernos, tu que vayas de visita a un país o a una
ciudad, ¿consumirías a confianza productos alimentarios que fueron elaborados a
menos de un kilómetro de un lugar donde inhuman y exhuman cuerpos pútridos y
enfermizos?, ésta bien que cuando eso era monte y culebra, el cementerio no
importaba mucho, pero con la industrialización y el crecimiento demográfico, es
un estorbo para la salud de la gente.
Una estación de subway en medio de un cementerio, es algo un tanto tenebroso y riesgoso para sus pasajeros, ¿no es mejor poner un mall en sustitución? |
Razón
#04, el metro y el llamado zumo de los muertos: Siguiendo
con el tema higiénico y sanitario, cuando una persona aborda el sobrepoblado
metro en la mañana para dirigirse a sus labores, siempre se pregunta, ¿a qué
rayos hiede?, ¿las damas se lavarían la cuca y los caballeros se pondrían
desodorante?, ¿un atentado bioquímico de gases corrosivos o un pedo (peo en
dominicano)?, ¿abrieron el desayuno de huevos y tocinetas con cebolla?, ¿algún
traficante de animales exóticos lleva un zorrillo en la mochila?, ¿tengo
esquizofrenia y creo oler olores inexistentes así como escucho voces que me
ordenan a hacer cosas que no quiero hacer?, respuestas, todas las anteriores
son falsas, pues el tufo tiene un solo nombre, el zumo de los muertos, que no
es más que el miasma de los fluidos corporales que se filtra por los muros de
las bóvedas y panteones hasta llegar a las entrañas de la tierra y, como el
metro es subterráneo, cada vez que abre sus puertas en la estación Pedro Livio
Cedeño, se infiltra esa peste nauseabunda en cada vagón.
Además cada vez que un ciudadano se queda
en esa estación y sube las escaleras, en vez de encontrarse con dos rubias en
licras saliendo de un centro comercial, lo que ven es ese panorama penoso,
deplorable y bizarro, de un viejo cementerio del siglo XX.
Razón
#05, La delincuencia y la arrabalización del entorno: Seamos justos, dicha necrópolis no
queda bordeada de lujosos
residenciales dignos de un moderna metrópolis, al contrario le quedan a su
alrededor una parte de los barrios más calientes, corruptos y peligrosos del
centro de la ciudad. El raterismo, los asaltos, las violaciones y la
profanación de tumbas, así como la proliferación de gente baja e indeseable que
van a drogarse, a fornicar y a prostituirse en horas nocturnas, hacen que nadie
(sumado a la poca iluminación del entorno) se arriesgue a caminar por la acera
de dicho lugar tan pronto caiga el sol, pues si antes el temor era que te
saliera un “muerto” con la cara maquillada como Gene Simmons de Kiss y envuelto
en una sábana blanca ahora es que te salga un obeso moreno
villajuanero con una 32 en la mano y te pregunte, ¿el culo y la cartera
o la vida?...
Tumba del dramaturgo Enrique Chao, la cual meses atrás fue profanada por vándalos en el cementerio de la Máximo Gómez... |
Bien, ya dadas las razones por la que
propongo que se cambie de local a una de las tantas sucursales de ultratumba en
la tierra, explicaré el procedimiento en tres pasos.
Primer
paso: Suspender las sepulturas y desembolsarle su
dinero a todo aquel que haya apartado su terreno para que haga los trámites de
sepultura en otro lugar. Una vez hecho esto hacer un censo de todos los muertos
(rango, edad, sexo, tiempo de inhumación etc…)
Segundo
paso: Apartar el terreno. Hubiese sido bueno usar
el parque Mirador Norte para ello, ya que es un extenso solar donde los
pervertidos se estacionan a orinar y a masturbarse a nombre de las doñas
ricachonas y clase media que van a trotar o a pasear al chihuahua y al dálmata
y no ejerce más función que acoger a deportistas amateurs, familias ociosas y
servir como criadero de mosquitos. Se le daría un mejor uso convirtiéndolo en el cementerio de los pobres mientras al frente
le quedaría Parque del Prado, el cementerio de los ricos. Pero hay un problema,
eso está en Santo Domingo Norte y pertenece a otra alcaldía.
¿Y en el patio del Conservatorio?, genial, estupendo,
le llevaríamos nuevos vecinos tranquilos y silenciosos a los residentes de La
Esperilla quienes ya no se quejarían por el parque de las luces en Navidad y
los conciertos del Anfiteatro Nuryn Sanlley, pero volverían los hechiceros de
la plebe con su botadera de humo tabacalero y sus malas mañas de la prole,
además cada vez que haya un entierro se acabaría la paz de los residentes, ya
que siempre aparecen un par de locas que hacen su show histriónico del velorio
al sepulcro y ni hablar cuando jodan a un jodedor barrial, el musicón que
acompaña a la procesión…Bueno mejor no sigo.
Por lo tanto el mejor lugar para instalarlo
sería en uno de los múltiples terrenos inhabitados de la Avenida Jacobo
Majluta, en la parte que le pertenece al Distrito Nacional, preferiblemente
próximo a la rivera del Río Isabela.
Tercer
paso: Habilitar furgonetas con sistemas de refrigeración
instalada, para conservar los restos y osamentas, identificados previamente con
bolsas especiales, las cuales tendrán códigos QR cuyos datos del finado
(nombre, edad, sexo y acta de defunción) podrán consultarse con una aplicación
celular. Las tumbas y panteones que puedan trasladarse en montacargas
especiales serán movidos sin necesidad de sacar los restos de su interior. Los
que no, se construirán réplicas y las originales serán destruidas para
reciclarse. Una vez hecha la mudanza el cementerio, este será decorado con una
nueva estética psicodélica para darle un sentido más vital y dinámico a la
misma muerte.
Así podría lucir el Cementerio Nacional, una vez sea reubicado y reacondicionado para confort de los difuntos como de sus parientes... |
Créditos:
Foto principal- El Nacional
Tumba de Enrique Chao-Diario Libre
Foto final-Montaje hecho a propósito a una
imagen de MSN News
Excelente post, muy interesante y aunque tiene algunos párrafos muy cómicos no deja de ser importante ya que el asunto lo amerita. Estoy totalmente de acuerdo en trasladar el Cementerio Nacional a otra localidad como bien explica el artículo. Hay persona que por cuestiones personales no creen en la energía negativa, no creen en los espíritus, almas perdidas u otros "seres", pero quien sabe, es posible que las fallas técnicas que se producen en la estación del metro que está cerca del Cementerio Nacional es un aviso o una señal de esas almas que no han podido descansar por el flujo humano de esa zona, los muertos también tienen derecho a descansar. Dicho esto y por el bien de todos, traslademos el Cementerio a otra zona, a una zona donde el acceso sea más remoto, así evitamos que sea visitado por ladrones de tumba, drogadictos, prostitutas y otras personas que no manejan las técnicas espirituales y que solo hacen el ridículo porque no cuentan con el conocimiento necesario para invocar espíritus.
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