Ahora todo mundo tiene los ojos
puestos en la nueva interpretación del Joker por parte de Jared Leto, la cual
reconociendo que no es tan mala ni deja de apegarse a los criterios del
criminal malvado que busca quebrantar el orden social, jamás en la vida se
pondrá por encima de su predecesor Heath Ledger.
Veamos las cosas como son,
tanto el Joker de Leto como el de Jack Nicholson, este último bizarro e
infantil (propio del repertorio de personajes de Tim Burton), se asemejan al
pandillero o traficante barrial, que encaja más con el resentido social que
busca sonido y no con el concepto del psicópata clínicamente desquiciado.
El Guasón (nombre con el que lo
conocemos en Hispanoamérica) de Nicholson aparte de que tiene nombre y apellido
(Jack Napier), tiene una historia un tanto inverosímil y no digna para el
personaje, primero se trata de un desempleado que asesina a los padres de Bruce
Wayne en medio de un asalto y luego cae en un tanque de residuos químicos y
abracadabra, se convierte en un payaso loco (una burla de mal gusto hacia los
fieles fans de historietas del hombre murciélago). En cuanto al de Leto, no es
más que un simple gánster con maquillaje que parece dirigir una banda de
delincuentes mutantes y extraordinarios, lo que explica por si solo que es
parte de una treta conspiradora (propio de gobiernos bélicos e
industrializados) que se infiltra para mover los hilos del orden cívico.
Con el personaje que encarna
Ledger, la cosa cambia. Primero no se trata de nadie que bajo un proceso
químico tiñó su piel y su cabello, sencillamente un ser perturbado que decide
maquillarse el rostro para cubrir una pronunciada cicatriz facial y usa su pelo
alborotado dándose mechones verdosos de vez en cuando y sacando su descuidada
vestimenta de algún polvoriento armario y, segundo, en vez de sobreabundar con
alguna historia difícil de creer, da varias versiones distintas a nivel
cronológico pero fidedignas con respecto a su origen, incongruencia que dota al
villano de una atmósfera misteriosa, que tanto puede tratarse de un criminal
con notoria experiencia en lo más profundo del bajo mundo, como un terrorista
que aprendió el inglés y fue de un país remoto a sembrar el caos a Gotham City
( alguna urbe de EE.UU) y más hilarante y extraño aún, podría tratarse de uno
de esos tantos poetas, pintores o escritores que se cercena el rostro con una
Sonrisa de Glasgow luego de caer en una frustrante locura depresiva, ser
internado en algún sanatorio (quizás Arkham Asylum) y finalmente escaparse para
tratar de instaurar una nueva autocracia anarquista.
Leto y Nicholson fueron
diseñados para marketing puro y superficial, para calmar el hambre surrealista
y decadente de adolescentes de épocas distintas. El bufón de Burton que a pesar
de una loable trayectoria y un dossier respetable, no deja de ser una vaga
interpretación teatral y hasta cómica, que si bien es cierto su estética y
estilo se asemeja al Joker de las viñetas de aquellos tiempos, jamás será
recordado como un antagonista que ni siquiera se dignó en tener una muerte
creativa y emocionante. La escena casi se repite con Ledger, pero al final no
muere y jamás se sabe cuál será su próximo destino y paradero (ni siquiera se
menciona en la posterior secuela), lo cual hace más interesante a los chicos
malos de la trilogía de Christopher Nolan.
Siguiendo la misma onda teenager, nos quedamos con la
personificación de Jared Leto al popular Killer
Clown demente, la cual es muy ruda, dark
y enfermiza pero poco impresionante. Leto es más metalero que actor, por
ahí partimos, es como que le pidas a Marc Anthony que supere a Jhon Leguizamo
interpretando a un pillo boricua, ¿irónico verdad?, pero el último a pesar de
ser colombiano nato, posee mejores cualidades histriónicas para encarnar la
piel de cualquier grupo hispano ante las cámaras, mientras el fuerte del
primero prevalece más en los escenarios musicales.
El diseño fashionista del Joker
de Leto es una mezcla entre el David Bowie de Ziggy Stardust y el Marilyn
Manson de Mechanical Animals y The Golden Age of Grotesque, con toques de
exponente de Gangsta Rap, aspirante frustrado a Justin Bieber, mimo de las
Óperas Pánicas de Jodorowsky e integrante cocainómano y afeminado de las maras
salvatruchas.
En conclusión, apenas es un bad
boy con tímidas apariciones en una película de antihéroes que nada tiene que
ver con su trivialidad personal con Batman. Muy pop y chicle para superar al
monstruo de dimensiones desequilibradas que creó Ledger a base de su propia
inmolación.
Con Ledger murió el personaje:
Heath Ledger encarna a un
personaje psicótico e indescriptible, un tanto impredecible, que obra
malvadamente por placer sin perseguir un fin material, sin lujos que ostente a
base de sus bajos instintos. Es el reflejo perfecto de la locura y la
perversión en su máxima expresión.
A mi entender y casi acierto
que en el de la gran mayoría que sabe digerir el buen cine, con este Joker
debió morir el villano y quedar estampado como figura de culto. No había
necesidad con inventar con un sucesor que para nada lo supera en el concepto de
Live Action.
Ledger se entregó en cuerpo y
alma, sacrificó su salud física y mental e incluso su propia vida para
interpretar a un Guasón que no muere físicamente, pero desaparece dejando varias
incógnitas. ¿Lo mataron en alguna guarida secreta?, ante la paliza que dejó a
Bruce Wayne semiparalítico, ¿lo mandaría a envenenar en algún asilo usando sus
influencias de empresario multimillonario?, ¿se escapó y cambió de ciudad o
país?, ¿su rostro desfigurado era alguna máscara que usaron ciertas autoridades
desde el teniente James Gordon hasta el ingenioso Lucius Fox como un
experimento de manipular al antihéroe enmascarado?, ¿aparece en The Dark Knigth Rises con su rostro
reconstruido como un recluso más de los que son liberados de la Penitenciaría
Blackgate?. Historia muy parecida a la de Brandon Lee al morir accidentalmente
mientras se metía en la piel de The Crow, no dudo que Nolan se hubiese
inspirado en la imagen siniestra de este justiciero oscuro, también extraído de
los tebeos, pues en el recorte y el maquillaje hay un profundo parecido entre
ambos.
En conclusión el Joker de
Ledger superó al de Jack Nicholson y no será superado por el de Leto (por
cierto un perrito faldero de Harley Quinn que contrasta con la imagen de poder
que transmite en las versiones impresas) o cualquier otra interpretación futura.
¿Por qué no mencioné a la versión de César Romero?, eran los 60´s, época de mentes sanas donde los más enfermos
y retorcidos estaban a base de cannabis, LSD y mezcalina, por lo tanto eran tan
ingenuos como los mente sana y tuvieron que darle un Joker hippie y florecita.
Más adelante hablaré sobre
Suicide Squad y Batman antes de que DC siga metiendo la pata e invirtiendo
innecesaria pasta…
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