miércoles, 9 de noviembre de 2011

Cásate Conmigo



Por: David Frías (El Barón del Lado Oscuro)

9: 30 P.M los médicos forenses levantan el cadáver de Casilda Castello de Moncada esposa de un reputado coronel del Ejército Nacional, Faustino Moncada. Estaba tendido sobre la alfombra de piel de tigre de Siberia que adornaba la parte delantera del camastro de su alcoba, dentro de un lujoso Penthouse de Piantini.



Sus brazos estaban amputados y regados por ambos costados del extenso y lujoso aposento; sus senos estaban rasgados de una manera sádica y violenta; su cara de bella cuarentona desfigurada de medio lado y su vagina desencajada bruscamente. Además el experticio brindado tras la autopsia revelaba que su cuerpo fue objeto de múltiples rasguños y mordidas de un animal de la familia de los caninos (lobo; rotwailler; hiena o dingo).

La tarde de ese mismo día, Virgilio Antonio Villar, uno de esos chicos que ostentaba por su belleza, juventud y sagacidad visitaba un burdel cotizado en la Socorro Sánchez, próximo al malecón. Llega y toma asiento en el mostrador, mientras que el propietario del local (uno de esos inmigrantes cubanos que desde el exilio les grita 24-7 hijos de puta al régimen castrista), le ofrece un trago etílico, pero el joven rebate y mejor decide tomarse un refresco de color rojo.

Al lado de él una meretriz raquítica que de su parte baja expedía un hedor a rata muerta y tenía alambres de púas tatuados en el tobillo con tinta china corriente, yo diría más bien que agua de clorofila inyectada con agujas calientes. Medio desencantado quería largarse de ese antro, pero pensó en su adentro: “Tengo que ver a todos los cueros de aquí”. Le pidió al cubano del bar que hiciera desfilar a todas sus chicas por el corredor del prostíbulo y el extranjero así lo hizo.

Vanessa una jovencita de corta estatura y pelo recortado y rojizo se acercó al muchacho y tocó sus brazos quien ante tanta belleza quedó perplejo y lascivo y se le escapó la siguiente frase o mejor dicho cliché alternativamente quemado por la cultura machista dominicana: -Mami, pero tu si tá buena- y la mujerzuela le respondió: -¿Verdad lindo?, pero cásate conmigo y consígueme alguito donde tu trabaja, vamos a poner un negocio papi-. El tipo le apretó los glúteos y le dijo: -Bésame, me quiero casar contigo, quiero comerme ese material- y la chica lo besó apasionadamente mientras le acariciaba sus bucles de seductor.

-Santos cielos, tengo que irme a mi trabajo, se me acabó mi tiempo de receso-. Dijo Virgilio para librarse de la treta que tenían el cubano y la modelo de quitarle 3500 pesos a cambio de una hora de intimidad en un cuartucho de un hotel de mala muerte cercano. Sabiondo al fin le dijo a esas pirañas que retornaría a las cuatro de la tarde, pues se le agotó su hora de almuerzo meridiano.

Besa nuevamente a la chica entre los labios, no sin antes acariciarle el clítoris entre el surco que formaba el hilo dental. –Si papi, tócame la p#p##a, acaríciame así, ven vamos a s##gar, para que la tengas para ti solito.-

Sutilmente procede a marcharse y al girar la espalda, suena una voz posesiva:

-¿Chulo y no piensas dejarme propina?-

Respondió:

-Calma, nos vemos ahorita a las cuatro, pero si quieres toma-

Saca de su billetera una papeleta y la joven al verla le discute:

-¿20 pesos de oro?, por Dios pero el papel polímero ni siquiera me sirve para secar la leche vertida sobre mi cuerpo por los próximos clientes que vengan a cogerme. Pero de todas formas no me desampares muñeco-

El muchacho se va, pero jamás regresa, ha dejado a la pobre putica plantada, sin saber lo que le iba a costar ese error de juventud desenfrenada y traviesa. Transcurría la tarde y casi le daba un mareo que caía como un zapato, mientras escuchaba una voz femenina y sensual que retumbaba ciento de ecos espectrales y repetía una y otra vez: -Cásate conmigo, cásate conmigo, ven Virgilio cásate conmigo-

Se sentía como si estuviese entrando en una especie de trance sobrenatural y una grave amnesia le invadía como si estuviese a punto de perder el razonamiento por completo. Al día siguiente despierta sobre su cama desnudo y con el cuerpo manchado de sangre y olor a perfume femenino, sin explicarse lo que había pasado y las noticias regando a voces el homicidio sanguinario de la mujer de un militar influyente.

11: 45 P.M del martes siguiente, el dr. Lendoff Wilhemberg quedá estupefacto al ver como transportaban en camillas los cuerpos de su obesa y mal tramada esposa y de su juvenil hija quinceañera, quienes fallecieron en circunstancias similares a las de Castello. Los animales de su clínica veterinaria (dos monos, cinco perros, tres gatos y un viejo hámster) la cual operaba en la misma residencia de Gazcue, estaban desmenuzados fuera de sus jaulas, lo que evidenciaba que ninguno de ellos cometió el doble crimen.

Miércoles 7: 00 A.M, Virgilio se ducha para asistir a sus labores, mientras cae el agua se despoja de varios pigmentos de sangre que marcaban su aclarada piel mestiza, luego de despertar nuevamente desnudo y con la ventana de su aposento abierta al igual que tres noches atrás.

Pasaron dos meses y dos asesinatos nuevos bajo la palestra en las segundas semanas del bimestre. Primero, una joven universitaria fue desguellada dentro de su vehículo y sus genitales fueron desgarrados con ira sádica por las inmediaciones del Jardín Botánico, su cuerpo estaba desnudo y su ropa evidenciaba que fue arrancada bruscamente. Segundo, una adolescente sordomuda fue encontrada flotando en la piscina de un convento del centro de la ciudad, sin ropa y empuñando un rosario en su mano izquierda. También con laceraciones del busto y el bajo vientre.

Virgilio seguía confuso sobre si él tenía que ver algo con los crímenes a féminas de la alta sociedad dominicana. Una tarde va de pesca con unos amigos a la Plaza Juan Barón, cuando Vanessa toma la otra acera y a varios centímetros lo mira y sigue caminando, mientras las olas del mar se estructuran verticalmente y forman un erguido corazón de espuma marina, sintiendo el joven leves palpitaciones. Cae en trance nuevamente, escucha las voces y suelta la caña de pesca que cae entre los arrecifes para tomar un taxi amarillo antes del atardecer que se iba acercando.



En la hacienda del corredor de galgos, Pepe Morrillo de la Rosa, usurero, explotador y patrocinador de apuesta de su propio galgódromo y un hipódromo adicional en Santiago de los Caballeros, aparte de producir unos salamis de carne de cerdo con olor a almizcle llamados “La Pepa de Bella Carlota”, este salía de juergas hacia la ciudad pues vivía a las afueras. Carlota era su mujer, era coprozoofilica (es decir le gustaba defecar mientras era penetrada por algún animal, incluyendo el hombre) y 10 años más joven que él. Tenían un hijo con síndrome de Down.

Cae la noche y Virgilio le pide al chofer que lo deje a pocos metros de la hacienda. Por otro lado Carlota deja a su vástago de 15 años sobre su cama jugando con magnolia mientras observaba unos videos porno que ella le puso, para evocar que a esa misma edad ella lo tuvo cuando su padre se la oferto a Pepe como objeto sexual y el adinerado la desvirgó entre los bosques de su natal Baítoa.

Sale al potrero se despoja de su vestido de flores, se inclina y se abre en cuatro para que “Flecha de Plata”, uno de los galgos que quedaban sin castrar en la semana la penetrara mientras ella pensaba delimitar ese territorio con un hilo de materia fecal.

-Así me gustan las bestias, devórame y hazme el amor cachorrito-

Gritaba y gemía la depravada mujer mientras sentía que la mordían salvajemente y le desmembraban ambos brazos. Tras la sombra un desguace de cerdos sin tripas en la pocilga, los huesos del mejor galgo en carreras e infidelidades extramaritales entre especies diferentes y varios caballos sin cabeza y roídos hasta el tuétano. La bestia apareció nuevamente, la usó y luego la mató como un animalito traicionado por sus instintos primarios.

Un rayo de sol despierta a Virgilio entre los arbusto de un bosque cercano a la hacienda. Está desnudo de pies a cabeza y se siente el cuerpo pegajoso por las manchas de sangre y pupú de fémina. Se baña en un arroyo cercano, le roba la ropa a un mendigo bañista y regresa a la ciudad pidiendo bola a cualquier bondadoso transeúnte como si nada.

Varias noches después en un bar de Ciudad Nueva, entre tragos de ginebra con piña colada, Lendoff, Faustino y Pepe maquinan sigilosamente la captura y ejecución de “El Devorador”, nombre popular que le asignó el cuarto poder a la criatura asesina. Virgilio ha salido de un centro de Yoga metafísica con un talismán de cuarzo el cual rastrea las radiaciones negativas producto de los conjuros psicosomáticos.


Cae la noche con la luna a medias y sus estrellas brillantes alrededor. El talismán guía al joven mediante vibraciones magnéticas, a una cueva en la playa de Güibia, donde se encontraba Madame Karmasón, una bruja albina de nacionalidad haitiana que aparentaba de 50 años mientras su edad rayaba los 150.

-Mira petit, yo haberle preparado un balsame con cenizas de caracola, placente de perra, polvo de langostia y aceite de iguana muerta hace tres días a la Madame Vanisse quie queré que macho rich mete sosó en su cocó, por la pague de 500 money, que buena e tá viva.-

Una energía extraña se apoderó de Virgilio y rompió el talismán, su indumentaria se desgarró por la metamorfosis hasta convertirse en ese monstruo mitad perro y humano con ojos de babosa, tenazas de crustáceo y cola de reptil. Violó y ejecutó a la hechicera dejando su cadáver a la orilla de la contaminada bahía, pero está vez se mantuvo sobrio sin perder el conocimiento en ningún instante. Por otro lado en la avenida Anacaona se celebraba una fiesta de disfraces en casa de unos aristócratas y un hombre sale ebrio a dar una vuelta por el Parque Mirador Sur. Un mes antes El Devorador fue capturado por las cámaras de una tienda en El Conde mientras asutaba a una pareja de novios que logro escapar. La imagen del monstruo se difundió por todo medio y ello sirvió a que Adriano Pereya se inspirará para elaborar un traje similar.

Camina ebrio el borrachín y jadeando por la juma llega a darle muela a un maniquí que estaba debajo de un árbol. Tres hombres se desmontan de un carro, uno con un bate de madera, otro con un bate de aluminio y el restante con un tubo de cañería galvanizado en acero. Le entran a Pereya como la conga destrozándole cada extremidad.

-¡Maldito!, tu mataste a nuestras esposas y a mi hija-

Antes de que el Coronel Moncada le adjudicara un tiro en la cabeza, llega una patrulla policial y arresta a los enardecidos, horas más tarde el chico muere por traumatismos contusos en una sala de cuidados intensivos.



8: 15 P.M del día siguiente, Vanessa sale del cabaret y Virgilio la aborda en un vehículo que le había prestado un amigo suyo tras secuestrar a la dama. Puerta de la Misericordia, el panorama solitario y un ser confundido sacándole confesiones a una pobre picara a base de un revolver empuñado. Vanessa admite que ungió sus labios con el bálsamo que le compró a la bruja y que el primer hombre que besara en los labios quedaría prisionero de un hechizo que lo convertiría en bestia asesina de mujeres adineradas mientras rehusara a casarse con ella.

-Quiero ser una persona normal y si por ello tengo que casarme contigo lo haré-

Vanessa saca una sortija de su cartera y la coloca en el anular izquierdo del muchacho. Van a una iglesia cercana y le piden al sacerdote que los case antes de cerrar el templo y de la sombra de Virgilio sale la fiera de tenazas y cola de saurio y se desvanece formando un vapor de azufre y ajenjo. El reverendo guarda absoluto secreto sobre el extraño caso.

Lendoff; Pepe y Faustino son acusados de cometer todos los crímenes en conjunto y enviados a una cárcel de extrema seguridad. Mientras se duchaban varios reos entran al baño y los violan salvajemente. Uno de ellos le recuerda a Faustino que cuando era joven fue él quien apenas siendo primer teniente hizo que un perro le devorara los genitales tras torturarlo por conspiración al régimen de los doce años de Balaguer. Otro le recuerda a Pepe que él lo hizo encerrar por la trampa que usó en una apuesta y producto de ello su esposa murió de infarto al miocardio.

En cuanto a Lendoff le recordaron que en los 80´s y 90´s del siglo XX mataba a jovencitas tras intentar cruzarlas con otras especies del reino animal, pero fue favorecido por la impunidad local y la insuficiencia de pruebas.

Volviendo a la acción los internos degüellan y castran a los imputados tras dejar al trío en medio de un charco de sangre. Mientras que en la prensa y los archivos fiscales, la historia que circulaba era que los tres estaban compuestos para cometer los delitos con perros amaestrados y tijeras podadoras y que lo de la leyenda de El Devorador fue una contrata que le hicieron a Pereya para que usará ese disfraz como un montaje en la calle El Conde y luego lo intentaron matar para que no revelara los secretos, usando la historia de la trampa del maniquí como coartada.

Varios años después en medio de un callejón de Santa Barbará aparecen dos sujetos totalmente lánguidos y degastados, casi no les quedaba un chele de sus ahorros. La mujer había perdido su belleza y tres hijos al momento de nacer, producto de la sífilis y la hambruna y había contagiado a su marido de VIH tras andar “cuereando” por los puticlubs de la zona, ambos daban asco y una tarde cualquiera cierran sus puertas para ir a su tradicional ritual de folladera en los últimos días de vida.

El caballero en la intimidad le dice:

-Oh mi bella mariposa del ocaso, me llevarás contigo a la penumbra del Hades mientras nuestra carne sidosa se consume como leña en la hoguera-

Y la esbelta, desecada y apestosa mujer le manifiesta:

-Por seguir mis labios y luego casarte conmigo es que la vida se ha encargado de devorarte, mi amado devorador.-

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